La Toxina Botulínica es una neurotoxina que se administra por vía subcutánea y bloquea la conducción nerviosa, reduciendo la actividad de los músculos y glándulas sudoríparas.

Sus propiedades de interferir en la transmisión nerviosa provocan una parálisis temporal y reversible de la musculatura provocando una relajación autolimitada y un aplanamiento sobre las arrugas y surcos de la piel. Esto nos permite reducir y minimizar la aparición de líneas de expresión y de arrugas asociadas a la mímica facial, previniendo el envejecimiento y consiguiendo una apariencia más joven.

Entre las ventajas del uso de los neuromoduladores destacamos que realza la belleza natural (reduciendo y minimizando la aparición de líneas de expresión y de arrugas), mejora de condiciones de salud (podemos tratar patologías severas como el bruxismo), es un procedimiento no invasivo y rápido (aplicación no dolorosa y la duración inferior a 30 minutos), con resultados casi inmediatos (resultados son progresivos, comenzando a notar el efecto a partir del segundo día) y duraderos (tiene una duración entre 3 a 6 meses).